lunes, 30 de julio de 2012

CAPÍTULO I 1.1 Antecedentes


La música es una cualidad humana que ha acompañado al hombre desde los tiempos más remotos: instrumentos musicales cercanos a los 50 000 años así lo prueban. Además, la música en conjunto con la educación,  ha sido un instrumento en el proceso de hominización (Moreno, 2008).
La relación de música y educación tiene una larga historia, tanto como el lenguaje mismo “muchos eruditos sospechan que la expresión y la comunicación lingüísticos y musicales tuvieron orígenes comunes” Gardner (2001). Se pueden rastrear datos históricos específicos en los que ha jugado un papel importante. Por ejemplo, Pitágoras, cinco siglos antes de nuestra era, basado en sus descubrimientos musicales de las proporciones interválicas de los sonidos mediante la mesura de las vibraciones, formuló dos de sus ideas más reconocidas: la armonía de las esferas y la idea  de que el mundo está formado por números (Gómez, 2005). Pitágoras creo una escuela-monasterio, donde sus estudiantes, los pitagóricos, se  dedicaban al estudio de diversas disciplinas  entre ellas preferentemente las matemáticas y la música.
100 años después de Pitágoras, entre los siglo IV-III a. C.,  Platón y su discípulo Aristóteles plantearon cada uno por su parte en sus respectivas obras “La República” (1991) y “La Política”  (1998) que en la educación dos disciplinas eran fundamentales: La gimnasia para el cuerpo y la música para el espíritu. Estas ideas marcaron a la educación durante varios siglos.
Con el surgimiento del cristianismo, y la erección de un nuevo paradigma basado en el monoteísmo, la iglesia tomo el control de las instituciones educativas, implantó un nuevo modelo educativo-evangelizador que daba al traste con la parte corporal física o de la gimnasia para fomentar la parte teórica o espiritual del estudio. Para el siglo IV d.C. se crea la llamada escuela de las siete Artes liberales: el Trivium conformado por la Gramática, Dialéctica  y Retórica; y el Cuadrivium, formado por la Aritmética, Geometría, Astronomía y Música. La música continúa teniendo una importancia primordial. No es casualidad que uno de los principales legados de la época medieval sea la creación de los fundamentos de lo que hoy es la teoría musical de occidente.  
En el medioevo hubo muchos tratados de música en los que se exponían reglas musicales, reglas que además se asemejaban mucho a las reglas de conducta. Uno de esos tratados es el de Boecio, quien entre los siglos V y VI escribe “De Música”, un tratado donde da prioridad a la música vocal, en contraposición a la música instrumental, y en la que, de esta última decía que “el hecho de producir manualmente, a través de los instrumentos. No tiene valor alguno, es solo soplar un tubo o rasguear una cuerda” (Peñaloza, 2005). Boecio afirmaba que lo teórico tiene superioridad frente a lo práctico, lo espiritual frente a lo corporal. En ese sentido, si revisamos las artes liberales notaremos que la gimnasia griega fue excluida, no así la música y otras ciencias artes abstractas como la aritmética. El filósofo neoplatónico sólo confirma esa exclusión.
En la época del renacimiento, llegan los ideales humanistas en los que, se nota un alejamiento constante de la influencia de la iglesia. Muchos de los grandes genios de esa época, se sabe, eran diestros en las artes musicales, pues la música forma parte de su acervo intelectual y atractivo social. Tenemos los casos de Da Vinci, Descartes,  Jean-Jacques Rousseau quienes además de dedicarse cada uno a la ingeniería,  la filosofía, o la ciencia, también escribieron sus propios tratados y teorías musicales. El ideal humanistas, el polifacetismo, donde el artista es científico, pero también artista e inventor, llegan hasta el siglo XIX. Es notorio como en las familias burguesas de ese siglo casi siempre se contaba con un músico que amenizaba en las reuniones familiares o de amigos. Es de recalcar que a partir de ese siglo, se concreta la llamada especialización, producto de un espíritu científico positivista imperante, que como resultado llevará a que la educación musical y la educación formal se vayan separando.
Entrado el siglo XX, con el surgimiento de nuevas ciencias, en especial de la Psicología, comienzan a estudiarse los procesos de aprendizaje, surgen modelos educativos como el conductismo, la escuela activa, el constructivismo, entre otros. Se le da importancia a la forma del proceso de enseñanza aprendizaje. La música forma parte del currículo escolar, sin embargo su importancia es minada por en pro de la enseñanza del lenguaje y las  matemáticas. 
A finales del siglo XX se producen estudios especializados que religan la educación y la música. Tenemos el caso de Howard Gardner, quien en 1983 enuncia la teoría de las inteligencia múltiples, donde afirma que todos los seres humanos poseemos diferentes maneras de conocer, diferentes inteligencias, y entre ellas la Inteligencia Musical, que se  muestra cuando a una persona les atraen los sonidos de la naturaleza y todo tipo de melodías, cuando disfrutan siguiendo el compás con el pie, golpeando o sacudiendo algún objeto rítmicamente.
Unos años después, Reucher (1993, en Ramos, J. 2001), en un estudio menciona el Efecto Mozart, donde explica que el simple hecho de que una persona escuche música de este compositor austriaco del periodo clásico produce efectos que elevan el nivel de aprendizaje.
Más recientes investigaciones de la relación música y cerebro señalan que la música es un estímulo que enriquece los procesos sensoriales, cognitivos (como el pensamiento, el lenguaje, el aprendizaje y la memoria) y motores, además de fomentar la creatividad y la disposición al cambio. En un vídeo de Internet referido como (La oveja eléctrica, 2009), José Luis Díaz, neurofisiólogo mexicano explica en que consisten los estudios neurofisiológicos respecto a la música:
“La Neurofisiología busca averiguar en que partes del cerebro se procesan determinados tipos de información. En la música fundamentalmente hay dos  escuelas: Una que dice que dice que la música incide sobre  los sistemas emocionales primarios del cerebro: evoca emociones primarias: Provoca alegría o tristeza. El sistema límbico y otras partes del cerebro básicas procesa dichas emociones primarias. La otra escuela dice que están involucradas  zonas cognitivas superiores de la corteza cerebral, en la emoción musical que tienen que ver con el lenguaje y con el procesamiento de información semántica.” (Recuperado el 18 de Junio de 2010. Disponible en:

El siglo XXI trajo consigo una ola de cambios económicos, sociales, tecnológicos y educativos; sin embargo es evidente que cada vez se relegan más las actividades artísticas en favor de actividades laborales, que en efecto son importantes, pero que no lo son todo en la formación de un individuo. Las actividades artísticas y en el caso específico de la música,  son menospreciadas, sin embargo forman parte muy importante del individuo y de la sociedad, pues en todas partes nos encontramos ambientados por música, crecimos con música, aprendimos con música, nos relacionamos socialmente con música, además de que mediante ella se expresa el carácter de un individuo y de una sociedad, sin olvidar que las expresiones, mediante obras musicales –y de cualquier arte- son manifestaciones del pensamiento complejo, del pensamiento autónomo, de las llamadas funciones psicológicas superiores, e indudablemente de la metacognición y la transversalidad, conceptos que iremos desentrañando en este trabajo.

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