lunes, 30 de julio de 2012

2.2.1 Metacognición



Para entender la palabra metacognición es necesario primero hacer un acercamiento lexicológico. Al  analizar la palabra, vemos que está formada por dos vocablos: “Meta” y “Cognición”. El término “Meta” tiene dos significados, producto de sus raíces griega y latina. Meta en latín significa “límite de algo”, pero Meta, de origen griego, significa “más allá de”. Por su parte, el término cognición proviene del latín cognoscere y se trata, en un sentido, del verbo conocer (captar, conseguir o poseer un dato o datos de algo, fenómeno o cosa); y en otro sentido al conocer  sustantivado, es decir, “el conocer” (Conocimiento) como proceso de integrar al cognoscente datos externos. Así, de manera etimológica podríamos definir a la metacognición o como conocer “más allá del conocer” o como “conocimiento del conocimiento”, sin embargo es poco claro el concepto,  por lo que se requiere una explicación un poco más amplia. Lo que a continuación realizaremos, primeramente explicando lo que es la cognición y luego la metacognición.
Respecto a la cognición (conocimiento), algunos autores como Maturana & Varela (en Quezada 2006) dicen que  “Conocer es una acción efectiva,  operacionalizada en la instancia vivida y significativa de los seres vivos, quienes generan el conocimiento -vínculo de los observadores con los observados- en un contexto o en un dominio.” En el artículo de Osses y Jaramillo (2008), otros autores definen al conocimiento como representaciones de la realidad,  adquiridas y almacenadas en la memoria, donde, además del subsistema de la memoria,  son manipuladas y utilizadas por otros subsistemas del sistema cognitivo para combinar y construir dichas representaciones. Además de definir conocimiento, lo dividen en tipos de conocimiento, así, nos explican que hay tres tipos de conocimiento:  científico o disciplinar: que es una compilación del conocimiento en un área de la realidad más o menos extensa; el  conocimiento representacional: que es el conjunto de representaciones de la realidad almacenadas en la memoria individual; y el conocimiento construido: que al ser determinado por la mayoría de los sujetos de una comunidad es producto de una construcción social.  De esos tres tipos de conocimiento, el que ha tenido mayor desarrollo en la psicología cognitiva, de la ciencia cognitiva y la psicología de la instrucción, es el  conocimiento representacional, al que se le ha dividido a su vez en 5 sistemas: proposicional, analógico, procedimental, distribuido y paralelo, y  de modelos mentales. De los cinco tipos de conocimiento representacional, hay uno que se relaciona directamente con la metacognición: el sistema procedimental, que  consiste en un conjunto de procesos cognitivos para llevar a cabo alguna acción. Dichos procesos poseen una estructura jerárquica y  para el logro del objetivo global se requiere el logro de subobjetivos o resultados intermedios. En cuanto al funcionamiento del sistema procedimental, se menciona que la memoria activa juega un papel importante, pues controla al mismo tiempo los datos exteriores y los procedentes de la memoria a largo plazo, además de que establece y  el criterio de ejecución correcto en la finalización de la tarea y no el término de uno de sus pasos (Osses y Jaramillo, 2008, 189).
 A grandes rasgos así es como se define conocimiento y algunos de sus tipos y, aunque aún no exploramos lo que es la Metacognición, diremos en este punto que hay un paralelismo entre el conocimiento procedimental y el conocimiento metacognitivo: ambos confluyen en el  “saber qué” y el “saber cómo”, es decir, el “qué se conoce” y el “cómo se conoce”, lo que implica que el conocimiento es un proceso conciente, controlado y que puede modificarse a voluntad.
Algunos autores manejan ideas paralelas al concepto de metacognición, por ejemplo Ausubel, quien dice que el aprendizaje significativo se genera cuando las tareas están relacionadas de manera congruente y el sujeto decide aprender y como constructor de su propio conocimiento, relaciona los conceptos a aprender y les da un sentido a partir de la estructura conceptual que ya posee. Vygotsky, de quien nos ocuparemos  mas adelante, también menciona que el proceso cognitivo es con miras a llevar a cabo las funciones psicológicas superiores –metacognición- que no son más que la expresión de el conocimiento primero intersubjetivo –social- y posteriormente intra-subjetivo. Sin embargo fue   Flavell quien en 1976 utilizó y definió por primera vez el concepto de metacognición como “supervisión, regulación y orquestación de los procesos cognitivos para la consecución de una  meta u objetivo concreto.” Gómez (2004) sintetiza esta definición de Flavell y destaca dos características de la metacognición; por un lado es  un proceso relacionado con el conocimiento de un sujeto sobre sus propios procesos mentales; por otro lado que el acceder del sujeto a sus propios procesos cognitivos le permite conocer mejor y controlar dicha actividad. En este sentido muchos psicólogos, que estudian los procesos mentales de percepción y conocimiento,  necesariamente manejan dichos procesos metacognición. Ahora bien, basados en dichas definiciones provenientes de la psicología podemos mencionar que en educación por metacognición se entiende la conciencia que el mismo estudiante tiene de sus propios procesos de aprendizaje, y que ello le permite conocer mejor y controlar su aprendizaje, esto quiere decir que la metacognición, una vez puesta en práctica, conlleva toda una serie de  cualidades en el estudiante como la autonomía, la autovaloración entre otras.

El concepto Metacognición surgió a principio de la década de los 70, cuando John Flavell,  al retomar  la noción de “intencionalidad” de Piaget. Según esta idea el conocimiento es intencional, es decir, que tiene la intención  de dirigirse a algo y que lo hace en de manera secuenciada y por fases. Al investigar sobre “metamemoria” (que consiste en la capacidad del individuo para manejar, controlar la entrada, almacenamiento, búsqueda y recuperación de contenidos de su propia memoria), Flavell encontró de paso algunas características de la metacognición (intencional, consciente, previsora). Es sin embargo 1976, como ya mencionamos, cuando el término Metacognición aparece oficialmente al ser publicado el libro “Metacognitive aspects of problem solving” del mismo Flavell, en el que expone que la Metacognición  consiste en la supervisión, la  regulación y orquestación de los procesos cognitivos para la consecución de una  meta u objetivo concreto (Cooper, 2009).
En 1979 Flavell publica otro libro “Metacognition and cognitive monitoring: A new area of cognitive-developmental inquiry.”, en el que expone que hay varios elementos  a observar en la metacognición: El conocimiento, la persona, las experiencias, las tareas o metas y las estrategias o actividades. A grandes rasgos, Flavell los explica de la siguiente manera:

  • El conocimiento metacognitivo es el conocimiento (o creencia) de los intereses, habilidades y objetivos que afectan las  actividades cognitivas. Las creencias sociales o individuales acerca de los procesos de pensamiento. Conocimiento cognitivo y metacognitivo se parecen, pero difieren en su utilización. Dominar o no al conocimiento metacognitivo facilita u obstaculiza el rendimiento en situaciones de aprendizaje (en sunny cooper 2009).

  • A la categoría “persona” en relación con la metacognición, Flavell dice que es el conocimiento que un individuo tiene de si mismo en relación sus procesos cognitivos. Martín del Buey (2011), lo refiere como Autoconocimiento, que es “el conocimiento y reflexión de variables personales como la edad (…) el nivel de conocimientos, las creencias, el estilo cognitivo de aprendizaje, la personalidad, condicionamientos biológicos y sociales, nivel de actividades, actitudes, hábitos de aprendizaje, motivación y emoción.” Anotemos aquí que la motivación, el “patrón de creencias positivas sobre los propios recursos para llevarlas a cabo.” (Osses y Jaramillo, 2008, p. 193), es cada vez más señalado como un factor decisivo para que se obtenga o no un objetivo de aprendizaje ya que el aprendizaje autorregulado resulta del concurso interactivo entre cognición, metacognición y motivación.” 

  • Las experiencias metacognitivas son la información interna sobre el progreso, expectativas de progreso o solución, grados de comprensión o la conexión entre información nueva con la vieja. Menciona Flavell que las tareas nuevas o difíciles, realizadas bajo estrés tienden a provocar una interacción más experiencial, mientras que las tareas familiares tienden a provocar menos experiencia metacognitiva.

  • Objetivos y tareas metacognitivas son el resultado,  objetivo o meta que se busca  de una empresa cognitiva. Se incluyen aquí la comprensión,  los hechos recabados la memoria, o la producción de algo, un documento escrito, la solución de un problema matemático, o de simplemente el aumentar el conocimiento acerca de algo. El logro de un objetivo se basa en gran medida en el conocimiento y la experiencia metacognitiva. (Flavell, 1976).

  • Las Estrategias metacognitivas se encargan de observar y controlar el progreso de  las actividades cognitivas para ello se identifican los objetivos y sub-objetivos y se seleccionan los procesos cognitivos adecuados con el fin de  que una meta cognitiva se cumpla.  El aprendiz  planifica y supervisa su propio proceso de aprendizaje, las actividades cognitivas en curso, y compara los resultados cognitivos de las normas internas o externas.

Osses (2008) hace una distinción entre  estrategias cognitivas  y estrategias metacognitivas; dice que las estrategias cognitivas de aprendizaje son procedimientos o secuencias integradas, planes de acción seleccionados entre diversas alternativas con el fin de conseguir una meta fijada de  aprendizaje para aumentar y mejorar los productos de nuestra actividad cognitiva, favoreciendo la codificación y almacenamiento de información, su recuperación posterior y su utilización en la solución de problemas; en tanto que las estrategias metacognitivas de aprendizaje, son las acciones orientadas a conocer operaciones y procesos mentales propios (qué), saber utilizarlos (cómo) y saber readaptarlos y/o cambiarlos cuando así lo requieran las metas propuestas, con el fin de  planificar, supervisar y evaluar la aplicación de las estrategias cognitivas. Así, se infiere que las estrategias metacognitivas son un apoyo para las estrategias cognitivas. Martín del Buey (2011) por su lado, agrega que las  Estrategias de control metacognitivo consisten en “ manipular el contenido de las estrategias cognitivas en base a la planificación, supervisión y evaluación de la actuación cognitiva, y realizado a través de autoinstrucciones”. 
Aunque Flavell fue el pionero de la metacognición, después de él hay investigadores que también han explorado la idea de Metacognición y la definen de formas varias. Por ejemplo, según Glaser (1994, en Osses y Jaramillo, 2008, p. 191) la metacognición es “la conciencia que tiene el sujeto y a la regulación que ejerce sobre su propio aprendizaje”; por su parte Carretero (2001, en Osses y Jaramillo, 2008, p. 191), se refiere a la metacognición como “el conocimiento que las personas construyen respecto del propio funcionamiento cognitivo.”;  Muñoz Quezada (2006) explica que la metacognición “ implica un mecanismo de carácter intrapsicológico que nos permite ser conscientes de algunos de los conocimientos que manejamos y de algunos de los procesos mentales que utilizamos para gestionar esos conocimientos, lo que vendría a ser la conciencia o posicionamiento de la propia cognición.” ; y González de Requena Farré (2011, p. 130) nos recuerda de la metacognición que “se asociaba no sólo al conocimiento reflexivo y consciente sobre los propios procesos cognoscitivos, sino también a la existencia de procesos de control relacionados con mecanismos autorregulatorios.”. Como se puede apreciar, aunque con diferentes matices todos los autores coinciden en que la metacognición implica autocontrol y autonomía, en los procesos cognitivos, que se desarrollan necesariamente intrapsicológicamente, es decir, que un individuo conozca sus potencialidades y limitaciones cognitivas, factores internos y externos que lo  afecten en la realización de una tarea, además de que con apoyo de estrategias, creadas por él mismo, sea capaz de conseguir el objetivo buscado.   Anotamos que en dicho conocimiento metacognitivo, también influyen factores como la memoria, la atención, la adquisición del lenguaje, la lectura, la escritura, la expresión oral, las interacciones sociales, la auto-instrucción, el desarrollo de la personalidad y la educación, después de todo, como Flavell mismo reconoció la cultura influye en la formación de las creencias sobre el aprendizaje.
Entre algunas razones para ocuparse de la metacognición se pueden enumerar las siguientes:

1) Porque “su presencia se correlaciona con una alta capacidad intelectual,
eficacia y eficiencia en el trabajo.”  (Martín del Buey, F et al. 2011).


2) Porque “es un camino viable para lograr un desarrollo más pleno de la autonomía de los estudiantes, reflejándose éste, entre otros aspectos, en un aprendizaje que trasciende  el ámbito escolar para proyectarse en la vida de los estudiantes, en un “aprender a aprender”. (Osses Bustingorry, S. y Jaramillo Mora, S. 2008, p:194 )

3) Porque las personas que más utilizan la metacognición y autorregulación, son los sujetos expertos, quienes poseen habilidades cognitivas para razonar y resolver problemas a partir del conocimiento bien organizado que les permiten operar con ciertas estrategias que les posibilitan resolver los problemas de manera efectiva en un menor tiempo con menos desgaste tanto en lo cognitivo, como en lo emocional, y con una mayor posibilidad de éxito no sólo en la solución, sino también en la posibilidad de que dicho aprendizaje pueda ser transferido de manera más eficiente. (Muñoz Quezada 2006)

4) Porque “las investigaciones realizadas han demostrado que los estudiantes que se destacan en los ámbitos académicos de aprendizaje como la lectura, escritura, matemáticas y la ciencia también presentan mayores niveles de conocimiento metacognitivo acerca de ese dominio, y han desarrollado más habilidades en la auto-regulación (Baker y Cerro, 2000, en Susan Sunny Cooper, 2009)

5) Porque también se ha señalado que se está en una etapa de transición del conocimiento, de un control externo realizado por los educadores, a un control interno del conocimiento por parte del estudiante; por lo que “es necesario enseñar a aprender y desarrollar habilidades, con tendencia al autocontrol.” (Tovar-Gálvez, J. C. 2008. p:4),

6) Porque el conocimiento no sólo es individual, sino cultural. El conocimiento es social y nos pertenece a todos y hay que practicarlo. Y en ese sentido,  González de Requena Farré (2011) hace notar que la metacognición es el resultado de la internalización de procesos socialmente compartidos, que la investigación de inspiración vygotskiana asume que el desarrollo psíquico se produce primero entre personas, interpsicológicamente y luego, dentro del psiquismo del individuo, intrapsicológicamente, por lo cual, lo que hay es una reconstrucción y transformación activa de los procesos cognitivos e interactivos mediante un componente metacognitivo en la heterorregulación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario