
Durante muchos siglos se separó al
cuerpo de la música, pues se aceptaba la estaticidad vocal y se reprobaba el
movimiento de la música instrumental, más mundana. Sin embargo música y cuerpo están íntimamente
ligados, no por nada los griegos antiguos en su educación proponían la gimnasia
para el cuerpo y la música para el alma. En las Estructuras de la mente Gardner
(2001, p: 104) dice que: “la localización de las capacidades musicales en el
hemisferio derecho indica que determinadas habilidades musicales pueden estar
íntimamente relacionadas con las capacidades espaciales.” Y ya que mencionamos a antiguos griegos, el
filósofo-matemático, Pitágoras, se
planteaban dos aspectos de la música;
por un lado su relación con las matemáticas; por otro a la cuestión de
los efectos que produce en quien la escucha, es decir ya planteaba una relación
entre inteligencias, noción indudablemente
muy avanzado para su época. En estudios más contemporáneos, nos dice
Gardner (2001) -respecto a la relación entre matemáticas y música- se menciona
que compositores como J. S. Bach, Schumann o Mozart creaban mediante pautas
matemáticas. Para nosotros es claro que la música tiene un alto contenido de
mesura, pues sus elementos: escalas,
ritmos, armonías o notas se trabajan con/y son resultado de relaciones
matemáticas.”Para apreciar la operación de los ritmos en la obra musical, es
necesario que el individuo posea cierta competencia numérica básica. Las
interpretaciones requieren cierta sensibilidad a la regularidad y relaciones,
que a veces pueden ser bastante complejas. Pero esto se mantiene como
razonamiento matemático sólo en una categoría hasta cierto punto baja.” Expresa
el psicólogo estadounidense creador de la teoría de las inteligencias
múltiples. En relación a los efectos de la música, otro filósofo griego,
Sócrates, “reconoció prematuramente las relaciones entre modos musicales
específicos y distintos rasgos de carácter humano, asociando los modos jónico y
lidio con la indolencia y la molicie, y los modos dórico y frigio con el valor
y la determinación.” (Gardner, 2001, p: 92)
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