Música y
Metacognición tienen una relación interdependiente, ambas se expresan mediante
la creación. El individuo desarrolla sus procesos cognitivos con la práctica de
la música, pero a la vez mediante ella, aplicándola como función superior, como
creación, accede a la metacognición.
Si
la música estimula al cerebro, si
hace que las conexiones entre los hemisferios crezcan, entonces, eso quiere
decir que mediante ella se pueden estimular a todas las otras
inteligencias, que hay
una relación estrecha entre la cognición y música. Por lo dicho, es más
probable que un estudiante que desde pequeño ha practicado música, que acceda
al conocimiento metacognitivo más pronto que alguien que no la ha practicado.
Un ejemplo claro de esa capacidad metacognitiva es el caso de Mozart, que a los
cinco años, ya era capaz de componer piezas musicales. El hecho, supone que a
los cinco años, el pequeño Amadeus ya conocía y controlaba sus procesos de
aprendizaje, de tal manera que eso le permitía conseguir metas, en ese caso,
componer piezas musicales. Por tanto, la
música permite conocerse a sí mismo, y ese conocerse a sí mismo, nos parece es
la característica principal de la metacognición.
El
alcance metacognitivo de la música es la conciencia de la capacidad de la
música de estimular el aprendizaje y ser una herramienta que fomente el control
del aprendizaje, es decir, que el alumno
al tener conciencia de sí mismo puede simbolizar y definir su realidad.
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