lunes, 30 de julio de 2012

2.2.5.1 Armonía: Música y Aprendizaje


De entre las diversas funciones que en el transcurso de la historia se le han otorgado a la música: provocar y demostrar emociones, comunicación, religiosidad,  curativas o  puro entretenimiento, hay quienes plantean que la música, mejora aspectos de tipo cognitivo, el pensamiento, la emoción, que incluso el ayudar en el aprendizaje es la función principal de la música. Mena (2008) y Gardner (2001) mencionan que los países que han apoyado la inclusión de la música en los planes de estudio, en concursos internacionales de ciencias son los que han tenido los mejores resultados, entre esos países están Hungría, los Países Bajos y Japón. En los dos primeros aplicando el “sistema Kodály” y en el tercero el método Suzuki de educación musical; el primero que es un sistema mediante el cual los niños aprenden teoría músical, figuras de notas musicales, lo cual les permite desarrollar el canto;  el segundo  que consiste en un proceso muy largo, que va desde el nacimiento del niño, y hasta los la adolescencia incluso, en el  que se busca el aprendizaje de la ejecución de instrumentos de cuerda, particularmente el violín, en dicho proceso interviene la madre y un maestro que progresivamente llevan a los niños a realizar ejecuciones de violín virtuosas para su edad.
Algunos autores incluso recomiendan que los maestros usen música durante sus clases como fondo. Aludiendo que el simple acto de escuchar determinado tipo de música, como por ejemplo, la música de Mozart, fortalece la mente, estimula las células del cerebro y el pensamiento creativo. Y es que “la música tiene sus propias frecuencias vibratorias que o resuenan o chocan con los propios ritmos de nuestro cuerpo. Cuando los dos resuenan en la misma frecuencia nos sentimos "en sintonía", y es entonces cuando aprendemos mejor y estamos más conscientes y alertas." (Mena, A. 2008).
Más complejo aún que la audición musical es su ejecución, pues en ella, aparte de las partes que participan en el proceso de la escucha, se ponen a funcionar más partes del cerebro. Por ejemplo, el solo acto de ejecutar una partitura supone poner a funcionar el proceso auditivo, la decodificación de notas, el sistema de atención, la coordinación motora en manos y dedos, entre otras funciones. No es casual que en las investigaciones sobre el cerebro de los músicos se llegue a la conclusión de que “tocar un instrumento musical activa más el cerebro que otra actividad”. Ahora bien, según varios estudios, uno de las principales efectos de la música en el cerebro es la activación del cuerpo calloso, tejidos fibrosos que conectan los hemisferios, por donde se envía información de un lado a otro.  Schlaug (1995, en Asoc. Mateo Albenis 1999) por ejemplo,  defiende que “la educación musical produce modificaciones en la conexión sináptica de conjuntos de células neuronales extendidos; o sea: produce cambios en el Software de nuestro cerebro. ... Pero también en el Hardware: la mitad anterior del cuerpo calloso que conecta el lóbulo central derecho y el izquierdo es más grande en los músicos que en los no músicos: el número de fibras que conecta ambos lóbulos frontales se incrementa como consecuencia de un entrenamiento temprano de la coordinación de ambas manos.”
En los hemisferios cerebrales se procesa información de diferente tipo, mientras que el Hemisferio derecho (HD) procesa información No verbal,  Video-espacial, simultánea, Analógica, Gestáltica, Sintética,  Intuitiva. Emocional, musical y espacial; el hemisferio izquierdo (HI) procesa información Verbal, Secuencial, Temporal, Digital, Lógica,  Analítica, Racional,  lingüística y matemática.  Sin embargo, nos dice  (Ramos,J. 2001), más que el contenido de la información, lo importante es la estrategia utilizada en la percepción, el procesamiento y la expresión de ésta, pues mientras que el HI es analítico, detallado y parcial,  el HD  utiliza estrategias de tipo global y sintético. Ahora bien, se ha encontrado que la música estimula el cuerpo calloso, que conecta directamente los dos hemisferios por lo que la música es un buen medio para desarrollar y acrecentar la actividad cerebral (Despins, 1989). Entre más preparación musical tenga un individuo es más probable que utilice los mecanismos del hemisferio izquierdo para resolver una tarea, que alguien no iniciado en la música, ataca únicamente con los mecanismos del hemisferio derecho. Por cierto que el cuerpo calloso estaría más desarrollado y sería más grande en los músicos, sobre todo en los que comenzaron su actividad musical desde pequeños.

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