Es a partir de
la última década del siglo XX, producto de una reforma educativa impulsada por
el Ministerio de Educación de España (MEC)
y con la Ley Orgánica
General del Sistema Educativo (LOGSE) de 1991, que el concepto la
transversalidad es integrado a la educación española.
¿Qué
es la transversalidad? Una definición de diccionario nos dice que transversal
es un adjetivo que significa “Que se halla atravesado de un lado a otro” (Vox,
2001). Con ésta breve definición podemos comenzar a definir la transversalidad
en educación como algo que la atraviesa de un lado a otro, de los contenidos, a
los procedimientos, de las actitudes a las relaciones humanas. Pero, ¿qué es
eso que atraviesa a la educación? Muñoz de Lacalle (1997, p. 172) proporciona
dos planteamientos que sobre transversalidad hacen González Lucini y Yus Ramos.
El primero, González Lucini, plantea que la transversalidad representa un
proyecto ético de connotaciones religiosas, comprometido con valores
espirituales; el segundo, Yus Ramos plantea que es la representación educativa
de valores sociales con carácter moral. Por tanto, lo que atraviesa a la educación es la ética,
los valores, es decir la reflexión moral y axiológica sobre los contenidos y
prácticas educativas, y más allá del ámbito educativo, de la vida misma.
Hoy,
cuando en educación se menciona la transversalidad se alude a determinados
temas, contenidos o competencias que se extienden en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. La transversalidad se ha asentado sobre todo
en el ámbito de los valores. Respecto a está afirmación, Paredes & Ávila,
(2008) mencionan que:
“La
transversalidad adopta una actitud crítica y constructiva a favor del
desarrollo de los valores éticos fundamentales, ayudando al alumno a adquirir
una actitud moral, de ruptura con esquemas preestablecidos y la creación e
invención de lo que está por establecerse, con visión a un proyecto de vida,
individual y colectivo, fomentando la solidaridad moral e intelectual.”
(Paredes & Ávila, 284)
Se podría entender que la transversalidad es un
conjunto de saberes transdisciplinarios que permean en las diferentes materias y quehaceres del
proceso aprendizaje-enseñanza, que duran toda la vida y que deben
movilizar otros saberes para posibilitar la interacción humana; pero no se
trata solamente de la transdisciplinaridad, “sino entre saberes y deberes,
entre investigación y proyecto de sociedad.”
(Martín-Barbero, 2003. p. 29). Y ya
que se menciona el término transdisciplinariedad, es necesario señalar
que transdisciplinariedad,
multidisciplinariedad e interdisciplinariedad, son términos con significados muy parecidos entre ellos
y que incluso pudieran confundirse con la transversalidad, sin embargo hay
diferencias; lo multidisciplinario consiste en agrupar diversas disciplinas de manera independiente
pero en un proyecto común; lo interdisciplinario es la cooperación entre
disciplinas para llegar a determinados objetivos; en tanto que lo
transdisciplinario se refiere compartir un marco teórico y metodológico para
abordar de manera común un problema (Arteaga (2005); la transversalidad
consiste en llevar a cabo las más diversas actividades mediante la práctica de los
valores, la comunicación o la cultura general, por eso un valor puede ser
practicado en materias tan diferentes como
matemáticas o educación física. La educación del México de nuestros
tiempos, busca educar en la transversalidad sabiendo que ello implica cambios
en la manera de concebir y estructurar al sistema educativo, cambios que aporten nuevos elementos éticos,
sociológicos e incluso psicológicos, de tal manera que “remueve los cimientos
más sólidos de la institución para ponerla al servicio de un colectivo.”
(Paredes & Ávila , 285).
Recapitulando,
el concepto de Transversalidad, fue introducido por la reforma educativa española de 1991
(LOGSE), en dicha reforma se presentaron ocho temas transversales: Educación
ambiental, Educación para la paz, Educación del consumidor, Educación vial,
Educación para la igualdad de oportunidades entre sexos, Educación para la
salud, Educación en la sexualidad y Educación cívica-moral. Se planteó que cada
tema transversal se puede estudiar desde las diferentes disciplinas, con cual
se enriquece de las experiencias y
profundidad que cada una de esas áreas le provea.
Los
temas de transversales son contenidos de
enseñanza fundamentalmente
actitudinales, en los que se busca dar respuesta al cómo actuar ante una
determinada problemática que pueda presentarse en cualquier ámbito de la vida
social. Según Muñoz de Lacalle (1997, p. 165) los temas transversales se
dividen en dos tipos:
a)
Temas identificados con los grandes valores tradicionales, que desde una
perspectiva actual, aluden a problemas
que han estado presentes a lo largo de la historia de la humanidad como son los
valores éticos, la solidaridad ciudadana, la paz, la democracia, la tolerancia, la igualdad o la justicia.
b)
Temas relacionados con aspectos utilitaristas, concretos y coyunturales, vinculados con la
actualidad. Su finalidad se asocia con
una mejora de calidad de vida de una sociedad específica, pero que tendrían
poco sentido en otras épocas o sociedades, por ejemplo la Educación sexual,
Educación ambiental, Educación del consumidor, Educación para la salud, y
Educación vial.
Existen otros
posibles temas, que pudieran implementarse, dependiendo la circunstancia y sus
necesidades. Por ejemplo: Educación en democracia, Educación en técnicas de
estudio, Educación para la convivencia, Educación en economía, Educación en
técnicas de auto-reflexión, Educación para la autonomía en la vida cotidiana,
etc...).
La
finalidad de los temas transversales es contribuir al desarrollo integral de la
persona, y capacitarla para que desde la práctica aborde una auténtica
participación social con responsabilidad en los problemas que le son próximos
(De la Cruz,
1999, p. 157).
Según
Celorio (1992) los temas transversales contienen las siguientes
características:
- Se centran en cuestiones problemáticas de nuestras sociedades: violación de derechos humanos, deterioro ecológico fisicosocial, sexismo, racismo, discriminación, violencia estructural, subdesarrollo, etc.
- Impugnan un modelo global poco solidario y reproductor de injusticias sociales.
- Introducen a escuela estas problemáticas no como materia curricular, sino como enfoque orientador crítico y dinámico.
- Promueven una transformación de los sistemas de enseñanza-aprendizaje tradicionales (y sus cosmovisiones) mediante la reflexión crítica.
- Educan en valores, que en el planteamiento de problemas desempeñan un papel fundamental, como medio para reconocer el conflicto y educar desde él.
- Promueven visiones interdisciplinares, globales y complejas, pero que faciliten la comprensión de fenómenos difícilmente explicables desde la Óptica parcial de una disciplina o ciencia concreta.
- Rompen con las visiones dominantes, que trasmiten y justifican el etnocentrismo, el androcentrismo y la reproducción de injusticias y desigualdades.
- Implican a los alumnos y profesores (como agente creador, intelectual y crítico) en el proceso de aprendizaje en aulas plenamente cooperativas y participativas.
- Conectan al alumnado con elementos de la vida cotidiana, provocando la empatía y recogiendo las preocupaciones socio-afectivas de las chicas y chicos. (Celorio, 1992, en Yus 1998, p: 4)
Los temas
transversales son interpretados por diversos autores como puentes entre el
conocimiento vulgar y el conocimiento científico, en el sentido de conectar lo
académico con la realidad o con los intereses del alumnado, lo que revertiría
en una mayor funcionalidad en los aprendizajes (Yus,1998, p: 4) .
La esencia de la transversalidad son los
valores, pues sobre ellos giran los temas transversales (Morón, 1997). Es
evidente que una sociedad para su funcionamiento requiere de valores, y
que la escuela y los educadores, conciente
o inconcientemente, trasmiten
determinados valores a los estudiantes, pero es momento de que los estudiantes
también participen activamente en el análisis, reflexión y crítica de esos
valores, que muchas veces ya son obsoletos, y en la medida en que esto suceda,
los estudiantes mismos se responderán el
para qué de la educación, su utilidad,
finalidad circunstancial, en función de las necesidades sociales. La
transversalidad en esencia es una educación moral, pero de una moral en “un
ámbito de entendimiento y de creatividad colectiva” (MEC, 1992. en Muñoz de
Lacalle, 1997, p. 165).
De
los cuatro pilares de la educación expresado en el informe de 1996 de la UNESCO (Delors, 1996, p
34): aprender a hacer, aprender a aprender y aprender hacer, y aprender a vivir
juntos, mientras los tres de los pilares apuntan al desarrollo del
individuo, es en el cuarto pilar,
“aprender a vivir juntos” donde la transversalidad se inserta para completar y
cubrir carencias en la educación actual.
En
el caso de México, la noción de transversalidad fue incluida a partir de la
reforma educativas del año 2006 cuando se comenzó a implementar a nivel
secundaria el Modelo por Competencias. A nivel docente se realizó un curso sobre
la transversalidad en los llamado Talleres Generales de Actualización, en el
año 2007 bajo el título “La formación de valores en la escuela secundaria” en
el que se revisó y discutió con el fin de implementar en el aula los valores o
mejor dicho, los temas transversales.
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