lunes, 30 de julio de 2012

2.2.2 Transversalidad



Es a partir de la última década del siglo XX, producto de una reforma educativa impulsada por el  Ministerio de Educación de España (MEC) y con la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (LOGSE) de 1991, que el concepto la transversalidad es integrado a la educación española.
¿Qué es la transversalidad? Una definición de diccionario nos dice que transversal es un adjetivo que significa “Que se halla atravesado de un lado a otro” (Vox, 2001). Con ésta breve definición podemos comenzar a definir la transversalidad en educación como algo que la atraviesa de un lado a otro, de los contenidos, a los procedimientos, de las actitudes a las relaciones humanas. Pero, ¿qué es eso que atraviesa a la educación? Muñoz de Lacalle (1997, p. 172) proporciona dos planteamientos que sobre transversalidad hacen González Lucini y Yus Ramos. El primero, González Lucini, plantea que la transversalidad representa un proyecto ético de connotaciones religiosas, comprometido con valores espirituales; el segundo, Yus Ramos plantea que es la representación educativa de valores sociales con carácter moral. Por tanto,  lo que atraviesa a la educación es la ética, los valores, es decir la reflexión moral y axiológica sobre los contenidos y prácticas educativas, y más allá del ámbito educativo, de la vida misma.
Hoy, cuando en educación se menciona la transversalidad se alude a determinados temas, contenidos o competencias que se extienden en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje.  La transversalidad se ha asentado sobre todo en el ámbito de los valores. Respecto a está afirmación, Paredes & Ávila, (2008) mencionan que:  
“La transversalidad adopta una actitud crítica y constructiva a favor del desarrollo de los valores éticos fundamentales, ayudando al alumno a adquirir una actitud moral, de ruptura con esquemas preestablecidos y la creación e invención de lo que está por establecerse, con visión a un proyecto de vida, individual y colectivo, fomentando la solidaridad moral e intelectual.” (Paredes & Ávila, 284)

Se podría entender que la transversalidad es un conjunto de saberes transdisciplinarios que permean en las diferentes materias y quehaceres del proceso aprendizaje-enseñanza, que duran toda la vida y que deben movilizar otros saberes para posibilitar la interacción humana; pero no se trata solamente de la transdisciplinaridad, “sino entre saberes y deberes, entre investigación y proyecto de sociedad.”  (Martín-Barbero, 2003. p. 29). Y ya  que se menciona el término transdisciplinariedad, es necesario señalar que transdisciplinariedad, multidisciplinariedad e interdisciplinariedad, son términos con significados muy parecidos entre ellos y que incluso pudieran confundirse con la transversalidad, sin embargo hay diferencias; lo multidisciplinario consiste en agrupar  diversas disciplinas de manera independiente pero en un proyecto común; lo interdisciplinario es la cooperación entre disciplinas para llegar a determinados objetivos; en tanto que lo transdisciplinario se refiere compartir un marco teórico y metodológico para abordar de manera común un problema (Arteaga (2005); la transversalidad consiste en llevar a cabo las más diversas  actividades mediante la práctica de los valores, la comunicación o la cultura general, por eso un valor puede ser practicado en materias tan diferentes como  matemáticas o educación física. La educación del México de nuestros tiempos, busca educar en la transversalidad sabiendo que ello implica cambios en la manera de concebir y estructurar al sistema educativo,  cambios que aporten nuevos elementos éticos, sociológicos e incluso psicológicos, de tal manera que “remueve los cimientos más sólidos de la institución para ponerla al servicio de un colectivo.” (Paredes & Ávila , 285).
Recapitulando, el concepto de Transversalidad, fue introducido por la reforma educativa española de 1991 (LOGSE), en dicha reforma se presentaron ocho temas transversales: Educación ambiental, Educación para la paz, Educación del consumidor, Educación vial, Educación para la igualdad de oportunidades entre sexos, Educación para la salud, Educación en la sexualidad y Educación cívica-moral. Se planteó que cada tema transversal se puede estudiar desde las diferentes disciplinas, con cual se enriquece de las experiencias y  profundidad que cada una de esas áreas le provea.
Los temas de transversales son contenidos de  enseñanza fundamentalmente  actitudinales, en los que se busca dar respuesta al cómo actuar ante una determinada problemática que pueda presentarse en cualquier ámbito de la vida social. Según Muñoz de Lacalle (1997, p. 165) los temas transversales se dividen en dos tipos:
a) Temas identificados con los grandes valores tradicionales, que desde una perspectiva actual,  aluden a problemas que han estado presentes a lo largo de la historia de la humanidad como son los valores éticos, la solidaridad ciudadana, la paz, la democracia,  la tolerancia,  la igualdad o la justicia.

b) Temas relacionados con aspectos utilitaristas, concretos y  coyunturales, vinculados con la actualidad.  Su finalidad se asocia con una mejora de calidad de vida de una sociedad específica, pero que tendrían poco sentido en otras épocas o sociedades, por ejemplo la Educación sexual, Educación ambiental, Educación del consumidor, Educación para la salud, y Educación vial. 

Existen otros posibles temas, que pudieran implementarse, dependiendo la circunstancia y sus necesidades. Por ejemplo: Educación en democracia, Educación en técnicas de estudio, Educación para la convivencia, Educación en economía, Educación en técnicas de auto-reflexión, Educación para la autonomía en la vida cotidiana, etc...).
La finalidad de los temas transversales es contribuir al desarrollo integral de la persona, y capacitarla para que desde la práctica aborde una auténtica participación social con responsabilidad en los problemas que le son próximos (De la Cruz, 1999, p. 157).
Según Celorio (1992) los temas transversales contienen las siguientes características:

  • Se centran en cuestiones problemáticas de nuestras sociedades: violación de derechos humanos, deterioro ecológico fisicosocial, sexismo, racismo, discriminación, violencia estructural, subdesarrollo, etc.
  • Impugnan un modelo global poco solidario y reproductor de injusticias sociales.
  • Introducen a escuela estas problemáticas no como materia curricular, sino como enfoque orientador crítico y dinámico.
  • Promueven una transformación de los sistemas de enseñanza-aprendizaje tradicionales (y sus cosmovisiones)  mediante la reflexión crítica.
  • Educan en valores, que en el planteamiento de problemas desempeñan un papel fundamental, como medio para reconocer el conflicto y educar desde él.
  • Promueven visiones interdisciplinares, globales y complejas, pero que faciliten la comprensión de fenómenos difícilmente explicables desde la Óptica parcial de una disciplina o ciencia concreta.
  • Rompen con las visiones dominantes, que trasmiten y justifican el etnocentrismo, el androcentrismo y la reproducción de injusticias y desigualdades.
  • Implican a los alumnos y profesores (como agente creador, intelectual y crítico) en el proceso de aprendizaje en aulas plenamente cooperativas y participativas.
  • Conectan al alumnado con elementos de la vida cotidiana, provocando la  empatía y recogiendo las preocupaciones socio-afectivas de las chicas y chicos. (Celorio, 1992, en Yus 1998, p: 4)

Los temas transversales son interpretados por diversos autores como puentes entre el conocimiento vulgar y el conocimiento científico, en el sentido de conectar lo académico con la realidad o con los intereses del alumnado, lo que revertiría en una mayor funcionalidad en los aprendizajes (Yus,1998, p: 4) .
 La esencia de la transversalidad son los valores, pues sobre ellos giran los temas transversales (Morón, 1997). Es evidente que una sociedad para su funcionamiento requiere de valores, y que  la escuela y los educadores, conciente o inconcientemente,  trasmiten determinados valores a los estudiantes, pero es momento de que los estudiantes también participen activamente en el análisis, reflexión y crítica de esos valores, que muchas veces ya son obsoletos, y en la medida en que esto suceda, los estudiantes  mismos se responderán el para qué de la educación, su utilidad,  finalidad circunstancial, en función de las necesidades sociales. La transversalidad en esencia es una educación moral, pero de una moral en “un ámbito de entendimiento y de creatividad colectiva” (MEC, 1992. en Muñoz de Lacalle, 1997, p. 165).
De los cuatro pilares de la educación expresado en el informe de 1996 de la UNESCO (Delors, 1996, p 34): aprender a hacer, aprender a aprender y aprender hacer, y aprender a vivir juntos, mientras los tres de los pilares apuntan al desarrollo del individuo,  es en el cuarto pilar, “aprender a vivir juntos” donde la transversalidad se inserta para  completar y  cubrir carencias en la educación actual.
En el caso de México, la noción de transversalidad fue incluida a partir de la reforma educativas del año 2006 cuando se comenzó a implementar a nivel secundaria el Modelo por Competencias. A nivel docente se realizó un curso sobre la transversalidad en los llamado Talleres Generales de Actualización, en el año 2007 bajo el título “La formación de valores en la escuela secundaria” en el que se revisó y discutió con el fin de implementar en el aula los valores o mejor dicho, los temas transversales.  

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