Al escuchar
una melodía se ponen a funcionar las memorias a corto y largo plazo, una para
identificar si la melodía ha sido escuchada antes y otra para seguir la
secuencia de notas y percibirla como música.
Pero también se han dado casos, aunque muy escasos de daño cerebral en
que una persona no tiene la capacidad de reconocer a la música, en esos casos
la persona tiene una deficiencia llamada amusia. Hay varias clases de amusias
entre las cuales están la incapacidad de cantar, silbar, identificar melodías,
o leer música (Ramos,J. 2001). Como dato accesorio, se dice que el “Ché”
Guevara padecía de amusia.
En
estudios para tratar enfermedades neurofisiológicas como la Alzheimer, donde la
pérdida de la memoria avanza progresivamente, se ha descubierto que la memoria
musical se conserva, que la música es un
mecanismo eficiente para la recuperación de un recuerdo (Canovas, D.A. et al.
2008). No es una afirmación insignificante, pues es bien sabido que incluso
antes que poder ver el humano puede oír, por lo que escuchar música estimula la
memoria a largo plazo. Pero hay más utilidades, de la musicoterapia, en su
modalidad de melodía, por ejemplo en la recuperación de la capacidad de hablar
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